Después del medio día del lunes 7 de junio de 1999, una noticia robó de inmediato la atención de la población en la televisión y en la radio. Afuera de un conocido restaurante de la capital fue asesinado, con cuatro impactos de bala disparados a quemarropa, el famoso conductor Francisco “Paco” Stanley Albaitero, quien entonces laboraba en TV Azteca.
“Causa conmoción…”, “México está de luto” decían algunas de las noticias publicadas al día siguiente. En todas las primeras planas de los diarios se observaba el cuerpo del conductor aún dentro de su vehículo del lado del copiloto y tapado con una sábana blanca.
El cadáver del conductor quedó postrado dentro de su camioneta negra del lado del copiloto, luego de que recibiera varios impactos de bala a quemarropa. Archivo EL UNIVERSAL.
Otra imagen de ese día fue la del entonces procurador general de justicia del Distrito Federal, Samuel del Villar, mostrando a la prensa el retrato hablado de uno de los tres sicarios que huyeron en un automóvil Jetta.
Según las primeras versiones del caso, los hechos ocurrieron a las 11:50 de la mañana, afuera del restaurante El Charco de las Ranas, sobre Periférico Sur, cuando Stanley aguardaba dentro de su camioneta negra luego de almorzar con varias personas.
De inmediato se descartó el robo o el secuestro y por las características del ataque y las armas utilizadas, metralletas y otras cortas de grueso calibre, se señalaba que “narcotraficantes podrían estar detrás del crimen”.
Croquis realizado por EL UNIVERSAL en el que se explicó cómo ocurrieron los hechos según la versión oficial. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
En el sitio resultó muerta otra persona más que salía de la famosa taquería y tres más resultaron heridas, entre ellos uno de sus compañeros de emisión, el reportero de espectáculos Jorge Gil, quien estaba sentado dentro de la camioneta, atrás del conductor de televisión. En el lugar se encontraron más de 24 casquillos de grueso calibre.
El animador se había presentado en fechas recientes a tramitar el registro de portación de armas para su equipo de seguridad, según las declaraciones del secretario de Gobernación en turno, Diódoro Carrasco, pues señaló que Stanley había recibido amenazas de muerte.Sin embargo, el día de los hechos, su escolta estaba desarmada.
Al lugar asistieron el hijo del Paco Stanley, del mismo nombre, quien entre llanto entró al restaurante para hablar con el jefe de la policía, así como elementos de seguridad de la televisora para la cual trabajaba, varios medios de comunicación, así como muchos curiosos.
Francisco “Paco” Stanley Albaitero fue un famoso y carismático conductor de televisión por varias décadas.
Cerca de las 13:30 horas policías judiciales se colocaron en los estribos de la camioneta del conductor, que lucía con los cuatro vidrios destrozados por las balas y aún con el cadáver dentro, para dirigirse a la agencia investigadora más cercana y dar seguimiento judicial a lo ocurrido.
En los días posteriores, las investigaciones llegaron hasta sus más cercanos colaboradores como Mario Bezares y Paola Durante del programa Una cosa tras otra de la televisora del Ajusco, dos de ellos permanecieron encarcelados año y medio, al final no se encontraron pruebas en su contra.
Paola Durante y Mario Bezares (derecha) fueron encarcelados por más de un año y luego salieron libres por no haber pruebas en su contra. Archivo EL UNIVERSAL.
El día del asesinato Stanley comió en dicho lugar junto con Mario, Paola y Jorge Gil. Antes del salir del lugar Mario recibió una llamada telefónica y luego argumentó que tenía que ir al baño, donde permaneció mientras afuera ocurrían los disparos, mientras que la joven Durante se quedó sentada en la mesa. Gil y Stanley entraron a la camioneta cuando casi de inmediato fue rociada por las balas.
Stanley nació en la Ciudad de México, se casó con Patricia Pedroza y tuvo tres hijos, entre sus programas más famosos están: Pácatelas, Una tras otra y El Club del Hogar, participó en Televisa y TV Azteca.
El 8 de junio de 1999, la portada de EL UNIVERSAL publicó como foto principal el asesinato del conductor. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
A 23 años de su asesinato y luego de varias versiones de los hechos, aún se desconocen los motivos de su muerte, pues se habló hasta de un posible lío de faldas.
Además de humorista, también incursionó en la política y militó en el Partido Revolucionario Institucional, por lo que al entierro en el panteón español de esta ciudad acudieron varios políticos, además de artistas y múltiples seguidores.
Francisco Stanley militó en el Partido Revolucionario Institucional, aquí con Jorge Aldana y Humberto Ruvalcaba, Año de 1988,
Su voz y su buen humor lo catapultaron a la fama
Inició su carrera en los medios de comunicación en Radio, gracias a su sonora y fuerte voz que lo distinguía, así como su particular sentido del humor, lo cual agradó al público por lo que pronto sumó muchos simpatizantes.
Fue la empresa Televisa la que lo impulsó y rápido se convirtió en una de las figuras favoritas de los televidentes por sus programas de revista, que se veían constantemente amenizados con sus espontáneas bromas y picarescos comentarios, a veces a costa del mismo staff, del público o de los invitados, situación que atraía a varios patrocinadores.
El experimentado conductor bromeaba con todos, staff e invitados, así como con el público del estudio. Aquí con dos de los hermanos Castro. Archivo EL UNIVERSAL.
El formato general de sus programas seguía el del antiguo Club del Hogar conducido por el locutor Daniel Pérez Arcaráz y el actor cómico Francisco Fuentes “Madaleno”, en los cuales se anunciaban varias marcas acompañados de simpáticos comentarios y bromas de sus integrantes, entre ellos destacaba “Madaleno”, a quien Stanley consideraba su maestro, luego de trabajar junto a él en las últimas emisiones.
Un joven Francisco Stanley en compañía del entonces experimentado actor cómico y también conductor Francisco Fuentes “Madaleno” a quien Paco consideró su maestro, en un momento durante la emisión del programa de televisión El Club del Hogar, conducido por Daniel Arcaráz y “Madeleno”, entre otros acompañantes. Archivo EL UNIVERSAL.